Este principio antrópico (del griego anthropós, hombre), a veces confuso y casi siempre controvertido, puede expresarse de muchas formas distintas, pero su idea fundamental puede resumirse en que "el Universo es como es porque nosotros estamos aquí para observarlo". Tanto desde el punto de vista físico como cosmológico, esta afirmación otorga un papel fundamental a los seres dotados de conciencia dentro de la inmensa maquinaria universal.
Aunque tiene varias formulaciones (débil, fuerte y final), todas recogen (con un grado ascendente de rotundidad) que las condiciones y variables que se vienen dando desde el principio del Universo (Big Bang) parecen haber sido "afinadas" de forma que, finalmente, hayan permitido la aparición de vida consciente e inteligente en el Cosmos. Esto no tiene nada que ver con la figura de un "creador"; más bien viene a decir que, de todos los Universos posibles que pudieron crearse en el Big Bang, éste es el que tenemos porque unos seres como nosotros están aquí para poder observarlo y plantear las preguntas necesarias para comprenderlo. Interesante, ¿no? Seguiremos ahondando en el tema más adelante.
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